viernes, 19 de abril de 2019

ELECCIONES GENERALES 28A

Buenas tardes lectores y lectoras!

Espero que a la publicación de esta entrada los atascos, el precio de los combustibles, las colas y el mal tiempo, no os hayan cargado aún más de penitencia en esta santa semana, con la cruz de la campaña electoral a cuestas.

Estaba yo a mis cosas y no tenía pensado escribir nada en estas páginas, pues nada interesante se da últimamente en la vida pública de la España indefinida, al menos que yo hubiera puesto mi atención en ello y creyera relevante comentar para y con vosotros.

¿Lo de la moción de censura? Miren, eso era previsible y el único engañado fue M. Rajoy y de no haberse dado unas condiciones muy concretas, ningún pero habría a lo ocurrido por saludable, deseable y necesario. 

El Partido Podrido, tenía que irse a la oposición, castigado por su corrupción generalizada, su inacción política y su agresión constante a los más desfavorecidos. No obstante, hay otra fauna política igual o más  corrupta, a la que habiendo números parlamentarios bastantes para ello, nadie les ha puesto nunca una moción de censura, ni cordón sanitario alguno por su podredumbre institucionalizada y ahí siguen tan ricamente, con su pedegree bien lustroso, engañando al personal, cambiando de nombre cada mes. 

Si previsible era la moción socialista a la menor ocasión, más previsible era el resultado y aquí estamos.

A mi cabreo ordinario, crónico de todos sabido con la cosa pública, la política, el alto funcionariado, y con todos los vividores que medran a costa de los contribuyentes en general y de los pringaos que pagamos impuestos en particular, hoy ocurre que al llegar a casa, he encontrado el buzón hasta arriba de basura. 

Entiéndase basura por propaganda electoral de todo tipo y lateralidad. Propaganda no solicitada y que no me aporta absolutamente nada . Ello a diferencia de las ofertas de supermercados y centros comerciales -los de bricolaje incluido- que aparecen periódicamente y que se agradecen, pues aportan alguna información de interés, al menos sobre precios y productos, guardando cierta estética.

Fíjense si nos toman por idiotas los políticos de éste País que creen que por enviarnos un panfleto mal escrito de pésimo gusto con cuatro declaraciones de intenciones mal redactadas, los ciudadanos vamos a cambiar el sentido de nuestro voto. 

Eso sí: cada secta política de esas -no se engañen, sectas son sin excepción- además de su propaganda mendaz y aceitosa, te envía dos sobres: el del Senado y el del Congreso, como si pudieras votar cuantas veces quieras al estilo de los referendums temáticos. 
O para no molestar a nadie, mejor les votas a todos, no sea que todavía te jodan la vida con las listas negras de la quinta columna. 

Mucho dinero, demasiado gastado en propaganda para tan poca enjundia.

Mucho se ha hablado desde hace cuarenta años para racionalizar los gastos de cada puñetera campaña electoral, pero como tantas y tantas cosas de las que hablan las élites, bien pocas se materializan. De no ser aquellas que afectan al ciudadano de a pie para engañarlo, reventarlo a impuestos, multas de todo tipo y prohibiciones atrabiliarias sin que tenga ningún derecho a decidir nada, además de decirle constantemente lo que debe hacer, cómo y lo que debe pensar en cada caso y momento.

Lo cierto es que estamos en el SXXI y pronto iremos a Marte, pero lo del voto telemático, no parece que interese demasiado. Lo de la confirmación del borrador de la Renta para Hacienda, sí interesa, que de eso viven y todo son facilidades para hacer tu declaración. 

Votar es ya otro cuento.

Ellos deciden lo que (les) y te conviene y lo que no. 
De nada debes preocuparte.

Mientras el paro, la pobreza laboral, las pensiones miserables, la precariedad salarial, el precio del gas y de la corriente, las listas de espera, la precariedad de todo lo social, la integración de los migrantes, las puertas multi giratorias, la enseñanza pública, la fuga de juventud y talento, la despoblación rural, el descontrol del gasto público y la desastrosa relación eficacia/gestora/satisfacción administrados  y todas esas tonterías que acontecen en el mundo real, lo que es al  profesional de la política (el que no llega profesional, se hace profesional en cuanto toca muslo), se la trae muy al pairo, mireusté.

Así se enquistan los problemas como un grano podrido en nuestra sociedad. Mientras las élites, siguen rumiando en su pesebre, cuando no directamente crean ellos los problemas para hacer ruido y conseguir sitio y holguras para mejor robar y enchufar a discreción.

Supongo que no se creerá Ud que ninguno de estos y estas viene a arreglarle a Uds. sus problemas con la hipoteca o con la yaya dependiente.

Todos los partidos, acaban prometiendo en campaña algo muy parecido entre sí que es algo asimilable e intercambiable que está a medio camino del paraíso y de ¿Finlandia?.

Para eso es su mediocre e intelectualmente indigente discurso. 

Se trata de un lenguaje nebuloso, resbaladizo, baboso, gris, etéreo, indefinido, húmedo, viscoso, equidistante, lánguido. Con el tacto y la misma consistencia política e ideológica del merengue y la misma proyección visual y de futuro que da un banco de niebla en la noche. 

Nos quedaría entonces contraponer propuestas, analizar el lenguaje corporal, las reacciones de los candidatos para poder quizás entender algo de su lenguaje de palo y de lo que ocultan más que de lo que pretenden.

Eso es el debate televisivo en todas sus formas de manera incondicional, sin pactos ni preservativo.
¡A mojarse! que el momio bien lo vale. 

¿Están dicen al servicio de la ciudadanía no?. Pues eso. Debatan.

¿A dos debates televisivos quieren que vayan?. Mejor a tres y con expertos en plató para que nos asesoren a los ciudadanos de la viabilidad de sus promesas. ¿A un cara a cara a ver quién la tiene más dura? Ni hablar. Cara a cara individual de treinta minutos de todos con/ contra todos, entre los que aspiran a presidir el Gobierno de Reino de España.

¿Pero qué narices me habré creído? ¿que acaso vivo en alguna clase de democracia? o ¿Tal vez que se le pueda exigir algún ápice de responsabilidad, tesón, preparación y dignidad a un político?

¿De verdad alguien cree que esos tipos y tipas con esos tics autoritarios, su soberbia, su incompetencia, su insulto constante a la inteligencia y esos aires de superioridad, están de verdad ahí por la consecución de unas ideas que consideran que son el bien común, al servicio de todos los ciudadanos? 

¡No hombre no!, eso es en las ONG y ya tampoco, ¡ni eso!.

No me he reído tan poco, costándome tanto dinero, en mi vida.

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