Son aproximadamente las 16,10 de la tarde de un tórrido 12 de Julio de 1997.
El calor es insoportable.
Pese a la tradición y la época, nadie está haciendo la siesta en España.TODOS, estamos pendientes de la TV y de los transistores.Me cuento entre los de la radio en el coche. Sí bien, lo he detenido fuera del camino. Antes, he mirado el reloj.
El paseo es precioso, pero no consigo quitarme lo del chaval de la cabeza.
Mi acompañante y yo nos miramos, ambos sabemos que el plazo que han fijado los delincuentes asesinos de Euskadi Ta Askatasuna ya ha finalizado.
Me pregunta mi acompañante, si creo que serán capaces de matar a sangre fría al joven edil popular Miguel Ángel Blanco, secuestrado el día 10. Miro con toda la suavidad de la que soy capaz a quién emite la pregunta.Y le contesto: "ese chico, está muerto, desde que le cogieron".
Me refiero sí a que efectivamente, los pistoleros le hayan matado nada más atraparlo o a que inexorablemente Miguel Ángel-de no mediar un milagro- ha sido asesinado al expirar el plazo de vil chantaje.
¿Porqué estás tan seguro? -La pregunta me indigna- Pero contesto lo más neutro que puedo ¿Has olvidado HIPERCOR? ¿Has olvidado el coche bomba en la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic? -los niños jugaban en el patio- acoto con un punto seco en el final de la frase.
No hay tiempo a más: La radio, nos golpea en el cerebro y en el corazón.
"Miguel Ángel Blanco hallado tiroteado, herido de muerte por unos paisanos en un monte cercano a Ermua".
Aquél suceso conmocionó-no por que fuera más cruel y vil que otras atrocidades de la
jauria nazi-sino por el atroz "modus operandi".
Los verdugos sabían que tendrían que matar a Blanco en el mismo momento que planearon el delito.El Gobierno Aznar, no iba a ceder con los presos y las alimañas no se iban- ni podían- en su mente retorcida, echar atrás en la amenaza de ejecución sumaria, eso lo sabían, vaya si lo sabían.
Andaban ciegos de rabia y txacolí por lo de Ortega Lara, secuestrado por la jauría durante 500 y pico de días, liberado impecablemente por la Guardia Civil, cuando estaba al límite físico y mental de su resistencia.
Tenían que marcar el territorio.
Y lo hicieron, lo hizo el txakurra Txapote, admirador y forofo de De Juana, otro cabrón coleccionista de cadáveres.Un líder de la manada.
Merodeaban olisqueando por allí un par de carroñeros más, uno de ellos hembra de la misma especie.
No sé si el monstruo chuloputas, lo hizo mal por no servir ni para verdugo o lo hizo mal por crueldad.
El caso es que utilizó un calibre pequeño, 22mm. Nunca utilizado por la retahila: Efectuó dos disparos a cañon tocante o a quemarropa en la nuca arrodillada de su víctima y dejó a Migel Angel, descerebrado pero vivo y agonizante en el colmo de lo malignamente dantesco.
Murió Migel Angel inexorablemente, un par de horas más tarde.
Imaginar actualmente lo que sucedió en la sociedad civil entonces, es simplemente imposible. Los fantoches de gudaris , debían estar acojonados de veras, no era para menos.
La gente se echó a la calle sin miedo y con una furia que presagiaba un linchamiento popular a la mínima.
Los políticos, los partidos, las fuerzas vivas, la gente: Cerramos filas y gritamos hasta enronquecer a la banda que ya no había más, que se fueran al infierno con su mierda para siempre, que no respondiamos de nuestro actos, que si querían disparar, allí nos tenían a todos.
No hubieran podido con todos, porque éramos millones y ellos- valentones de borrachera-debían estar escondidos en sus madrigueras, acoquinados y acorralados, metidos bajo la cama.
La calle era nuestra, la tomamos desarmados, por la fuerza bruta de la masa social, sin romper una planta, la tomamos. La calle de y para los ciudadanos/as normales y corrientes, ricos, pobres, derechones, moderados y progres...pero JUNTOS y UNIDOS.
¿Y HOY?
¿Que nos ha pasado en estos diez años? Divididos políticamente de forma grave, perdidos en estúpidos debates territoriales, con una depresión colectiva del carajo, por no ir no vamos ni a votar, escuchando a imbéciles y mediocres disfrazados de parlamentarios,ediles y diputados...¡Menuda peña¡
Estamos pendientes del siguiente bombazo de unos o otros, asustados y bobinos...al fin y al cabo.
No quiero pensar que han vencido, a los Españoles/as, el miedo no nos vence, jamás lo hizo. Nos habrá vencido la modorra indolente de una siesta, sin ninguna conciencia colectiva.
MIGUEL A. BLANCO Y TODOS/AS LAS DEMAS, CAYERON POR ALGO, POR ALGUIÉN, NO OLVIDADLES.
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