El autor ha dedicado más de cuarenta años a la Emergencia y su Prevención. He gestionado operativos en Emergencias de toda índole y gravedad y he desplegado cientos de dispositivos preventivos. Algunos de gran envergadura. También he proporcionado enseñanzas en la materia a Policías, Bomberos, Sanitarios. Soy Máster en Riesgo, Prevención y Gestión de la Emergencia por la Universidad Politécnica de Cataluña, 1997. Postgrado en Gestión de Riesgos UPC,1994, Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales por la Universitat de València. Bombero titulado por el Departament. de Treball de la Generalitat de Catalunya, Grado de Investigador Privado por el Instituto de Criminología de la UB, 1991, especializado en la investigación de siniestros y catástrofes y soy Técnico en Emergencias Sanitarias, Monitor de Socorrismo e Instructor de Soporte Vital Básico y DEA. Si te apasiona la emergencia, seas profesional o sientas curiosidad, este es tu blog.
EL ESTADO CON LOS PIES DE BARRO (continuación)
Sigo queridos lectores, tal y como prometí con el análisis de la respuesta de los distintos actores gubernamentales políticos, estatales y autonómicos y también de los responsables técnicos frente a la DANA que castigó con especial dureza a Valencia, Castilla la Mancha y Andalucía, causando más de dos centenares de muertos y numerosos daños materiales en viviendas e infraestructuras críticas. Si no ha leído la primera parte de este artículo me permito recomendarle su lectura antes de continuar para un adecuado seguimiento.
CONSIDERACIONES Y ANÁLISIS
PREVIA.- Una emergencia es una situación inesperada que puede causar daño a las personas, a los bienes o al medio ambiente y que requiere una respuesta rápida para evitar que la situación empeore.
Características de una emergencia:
Inmediatez: Ocurre de forma repentina, inesperada, sorpresiva y requiere acciones rápidas y eficaces de los servicios de emergencia.
Desbordamiento: La situación puede superar la capacidad de acción de los elementos locales de socorro, de las personas o las instituciones.
—Deben ser rápidos para su despliegue inmediato.
—Deben estar dotados de los medios adecuados para su tarea
—Deben contar con el número suficiente de efectivos.
—Deben además poseer una gran flexibilidad y capacidad adaptativa para asumir los diferentes escenarios de emergencia.
Es muy frecuente que una emergencia con gran número de afectados, como la provocada por la DANA los efectivos locales de socorro sean superados en lo que denominamos en emergencia la trágica desproporción entre las necesidades de socorro inmediatas y simultáneas y los medios existentes para proporcionarlo.
Es ahí donde los Centros Coordinadores de Emergencias tienen una de sus razones fundamentales de existir. Es regular el flujo en un espacio geográfico/poblacional determinado de tal forma que sin desproteger gravemente a nadie, se puedan concentrar efectivos y recursos en lugar de la emergencia en el minuto uno y poder aumentarlos rápidamente después, alertando a otras comarcas, regiones, Estado, países, movilizando p.e. turnos de personal operativo en descanso etc.
Si un Centro Coordinador de Emergencias no es capaz de hacer esa función básica, tenemos un problema, porque nadie tiene nunca todos los recursos para hacer frente a cualquier situación. Seguro.
Ahora, teniendo en cuenta lo que van conociendo, piensen un momento en el CECOPI de L´Agència Valenciana de Seguretat i Emergències del Consell de la Generalitat Valenciana o en el CENEM de la Dirección General de Protección Civil del Ministerio del Interior del Gobierno de España y juzguen Uds. mismos si la tarde noche del 29 de octubre y días posteriores, han estado realizando esa función básica de cualquier cosa que se llame Centro Coordinador de Emergencias.
No hay mejor indicador de la eficacia de las Instituciones y del funcionamiento profundo de un Estado que cuando el Estado se enfrenta a una emergencia grave. La emergencia es una cruel «prueba de estrés» para cualquier Estado y aquí los que tienen mayores responsabilidades, no aprenden nada.
Sala de Emergencias Generalitat de Valencia
PRIMERA.- La gestión de emergencias, no admite responsabilidades compartidas, no es democrática ni asamblearia en absoluto.
NO puede serlo.
Es la tiranía absoluta de la necesidad de salvar vidas y bienes por encima de cualquier otra consideración. No puede haber votaciones a mano alzada ni mociones que no sean las operativas a las decisiones de los técnicos para mitigar los efectos de una emergencia en la medida de lo posible.
Van a existir en ocasiones tensiones, decisiones complicadas y acciones ásperas, necesarias y «políticamente incorrectas», incómodas que tal vez no serán aplaudidas por todos.
Eso aterra al Poder político.
SEGUNDA.- En las emergencias hay vidas en juego. El mando solo puede ser MANDO ÚNICO Y UNIFICADO.
No es admisible que, en materia de emergencias España, tenga las competencias repartidas en los ayuntamientos (> 20.000 hab.), la Comunidades Autónomas, su Agència de Seguretat i Emergències, el Gobierno Central, Presidencia, el Ministerio de Interior y todas sus competencias, el Ministerio de Defensa y todas sus competencias, el Ministerio de Transición Ecológica y todas sus competencias, la Confederación Hidrográfica del Júcar la Agencia Española de Meteorología (hay más).
Para que se hagan una idea de lo que comporta todo este lío de competencias y burocracia inadmisible, les dejo un video sobre la activación de la Unidad Militar de Emergencias que les explica la rapidez y agilidad en su activación.
Juzguen de nuevo Uds. mismos la rapidez del sistema y las instancias por las que hay que pasar.
Algo funciona condenadamente mal. Ustedes verán.
Toda esa burocracia y todos esos «asesores » con su retórica técnica barata. Sus planes de emergencia del top manta, ideales sobre el papel que lo soporta todo, NO SIRVEN PARA NADA EN UNA EMERGENCIA REAL porque con tanto procedimiento insulso y tanto aficionado que nunca ha pisado una emergencia sobre el terreno, cuesta horrores que se realicen ACCIONES COORDINADAS Y EFICACES sobre el lugar afectado.
Todas esas competencias atomizadas, repartidas, duplicadas, triplicadas, algunas desconocidas, otras ignoradas, en una emergencia, generan incompetencia, incapacidad y muertos.
Son miserables parcelitas de cuotas de poder político. Que nadie ose simplificar nada porque los políticos, perderán poder, por ejemplo en favor de los técnicos en determinadas situaciones.
Si además en la emergencia, entra la greña política, siempre cainita en España, EL DESASTRE ESTÁ GARANTIZADO.
La falta de entendimiento, coordinación y comunicación entre la Delegación de Gobierno, todas las fuerzas vivas dependientes del Estado y la Comunitat Autònoma de València fue y continúa siendo escandalosa.
Que un político amenace o coaccione a un técnico experto por querer adoptar las medidas necesarias en el trascurso de una emergencia para la salvaguarda de las vidas y los bienes, porque el político opine que esas medidas, eventualmente, pueden dañar su popularidad, debería estar tipificado y castigado en el código penal.
Lo que les digo no es ninguna mentira, ocurre y ocurre además con más frecuencia de la que puedan imaginar. Todo el personal de los servicios de Emergencia lo sabemos muy bien.
Sigan pensando por sí mismos lectores y continúen extrayendo sus propias conclusiones.
TERCERA.- Por lo escrito anteriormente, es imperativo que, en la emergencia, el papel de los políticos deba estar subordinado al bien común y sus decisiones sean rigurosamente fiscalizadas. Llegado el caso, por investigaciones periciales independientes y que existan protocolos técnicos taxativos que reduzcan las decisiones «políticas» al mínimo. Los profesionales técnicos, rendirán cuentas de sus decisiones, cuando proceda, ante la Autoridad, pero será después de la emergencia.
CUARTA.- En las emergencias la lealtad institucional es una premisa fundamental. Hay mucho en juego. Las diferentes instituciones, organismos, cuerpos y servicios multinivel (Gobierno Central. C.Autonóma, Municipio) tienen que ser absolutamente transparentes en sus actuaciones.
Sólo de una puesta en común colaborativa de toda la información disponible, todos los recursos y esfuerzos posibles, podrá surgir el éxito en la gestión de la emergencia y que la confianza de los ciudadanos en los poderes públicos no se vea socavada.
CUARTA.- En una emergencia no hay nada más tranquilizador para los afectados que la presencia sobre el terreno de personas uniformadas que actúan de forma coordinada, coherente y eficaz e impartan instrucciones precisas a los ciudadanos. Cuanto antes y con más recursos aparezcan, mejor.
QUINTA.- El Estado, en cualquiera de sus formas, resulta extremadamente caro e inútil para los ciudadanos, si cuando hay una situación de emergencia ese estado (con minúscula) NO ESTÁ y es incapaz de protegerles primero y de asistirles, después.
Resulta entonces un Estado fallido.
SEXTA.- Durante el desarrollo de una emergencia, absolutamente TODOS LOS RECURSOS PÚBLICOS HUMANOS Y MATERIALES EN CUALQUIER NIVEL DEL ESTADO (Estado C. Autónoma, Diputación, Consejo Comarcal, Ayuntamiento) Y EN CUALQUIER LUGAR DEL TERRITORIO, DEBEN ESTAR DISPONIBLES Y OPERATIVOS PARA LA ATENCIÓN A LOS CIUDADANOS AFECTADOS POR LA EMERGENCIA. Los recursos públicos pertenecen a todos los ciudadanos que son los que los pagan, no pertenecen a ningún poder del Estado, mucho menos a ningún partido político.
APRENDIZAJES DE LA CATÁSTROFE POR LA DANA
PREVIO.- Es absolutamente prioritario garantizar la agilidad en los sistemas de comunicación entre Instituciones del Estado y simplificar radicalmente la colaboración multinivel para hacer frente a las emergencias.
Demasiados organismos, demasiados escalones, demasiados directores generales, demasiados secretarios y demasiado tiempo perdido, cuando no hay tiempo que perder. (Llevo luchando por simplificar al mínimo esto mismo cuarenta años, no pierdo la esperanza de conseguirlo)
La Unidad Militar de Emergencias -por las carencias muy severas de otros organismos que son los que pidieron plenas competencias en su momento en materia de emergencias-, se ha convertido ya en unidad de elección de refuerzo habitual para dar respuesta a emergencias de cierta entidad, en la mayor parte del territorio nacional.
Asumido lo anterior, la UME, debe poder activarse con facilidad y también proceder a su propia auto activación, según la potestad que le otorga el protocolo de actuación a su mando (ver art. 4.3 referente a las actuaciones operativas), evaluando una emergencia con criterios puramente técnicos, como no puede ser de ninguna otra manera.
Ello ha de ser de manera rápida, sencilla y sin pérdida de tiempo, titubeos ni dilaciones absurdas.
La Unidad Militar de Emergencias debe tener carácter aerotransportable.
Su despliegue con medios terrestres en caso de inundaciones y otro tipo de catástrofes que dificulten los desplazamientos, se puede llegar a ver seriamente comprometido.
Ríos y barrancos desbordados, atascos en las carreteras y daños en infraestructuras, pueden resultar insalvables y no se trata de tener más bajas.
Los helicópteros pesados para el transporte de fuerzas, vehículos, material y suministros y los helicópteros ligeros de socorro y rescate, son las herramientas fundamentales de alta movilidad en una unidad de esas características.
En situación de catástrofe grave que desborde los elementos regionales de socorro y emergencia o que por su complejidad requieran la presencia de la UME, es esencial el despliegue inmediato de esta Unidad de élite, especialmente entrenada para operar en emergencias.
La función de coordinación que la UME realiza sobre otras Unidades Militares, movilizadas para emergencias de envergadura, es también fundamental a nivel operacional.
La rapidez que otorga la utilización de helicópteros de transporte de personal, vehículos y materiales, hace esencial su incorporación orgánica inmediata a la UME.
Podría entonces desplegar al ser requerida, un primer escalón aerotransportado de primera intervención y un segundo escalón por medios terrestres.
SEGUNDO
Las agencias como CHJ y la AEMET y otras, tienen un papel predictivo y técnico capital y DEBEN SIEMPRE MANEJAR INFORMACIÓN CONFIABLE.
De otra parte, agencias de tanto interés local, regional y nacional, no pueden conformarse con enviar emails, poner alertas rojas en el mapa y emitir avisos especiales escritos que únicamente, leemos los técnicos.
Las alertas y el riesgo hay que explicarlos con claridad a la ciudadanía en cada boletín meteorológico, vía tv, radio y también en las rr.ss.
Si es necesario, se interrumpirá la programación habitual para indicar la evolución meteorológica adversa, el riesgo de inundaciones o el que proceda y las medidas de autoprotección a adoptar.
Si es necesario cambiar normativa, cámbienla y háganlo YA. Es urgente.
Se pone de manifiesto, la necesidad imperiosa de establecer procedimientos simples y rápidos de comunicación eficaz entre la AEMET, las confederaciones hidrográficas y los organismos de Protección Civil de las Comunidades Autónomas. Estas últimas, son legalmente a día de hoy, las responsables de lanzar las alertas a la población.
TERCERO
Es prioritario que durante la gestión de una emergencia y constituido el CECOPI, todas las intervenciones, comunicados, informaciones, acuerdos, medidas, transmisiones radio-telefónicas, órdenes, mandatos, resoluciones y acciones que se adopten desde el CECOPI. En definitiva, todo lo que allí ocurra en el trascurso de la gestión de una emergencia, quede registrado, grabado detalladamente por un sistema tipo caja negra. El soporte obtenido debe ser precintado y permanecer custodiado en un lugar seguro, hasta trascurrido un plazo de tiempo determinado.
Obviamente se levantará acta detallada de cada reunión. Ambas cosas, deberán ponerse a disposición judicial de inmediato, cuando les sean requeridas.
En esta ocasión, no nos consta si hubo registro de lo acontecido en el CECOPI, ni tampco si se levantó acta alguna. Los sabremos a lo largo de la vasta investigación judicial que con toda probabilidad se abrirá por lo ocurrido
Para conocer algo de lo acontecido en aquellas horas críticas, quedan únicamente los registros del sistema CoordCom que opera en el 112 pero ignoro qué datos recogió relacionados con las decisiones y los problemas de coordinación ocurridos en el interior del CECOPI si es que recogió algo. Son entes distintos.
No entiendo que los múltiples asesores y expertos que parasitan cada rincón del Poder no les hayan ya explicado estas cosas a los políticos.
Las comunicaciones deben ser vía teléfonos satelitales
La inundación vista por los satélites
CUARTO. EL MANDO TÉCNICO DE UNA EMERGENCIA
El Jefe de Emergencia es la persona que lidera a nivel técnico y operacional la gestión de la emergencia. Actúa apoyada en un comité técnico de profesionales expertos en emergencias (Bomberos, Policías, Sanitarios, Servicios Sociales etc).
El Jefe de Emergencia es el responsable de adoptar con su comité técnico de crisis, todas las resoluciones de carácter operativo y funcional que procedan y de coordinar esfuerzos de todos los cuerpos y servicios para la minimización de impacto o su prevención.
Todos los cuerpos y servicios seguirán recibiendo siempre las órdenes por su conducto reglamentario habitual.
El Jefe de Emergencia es un especialista multidisciplinar. Expone necesidades a su comité de crisis que debería estar compuesto idealmente por mandos de enlace de cada cuerpo y servicio que interviene en la emergencia y estos buscan la manera de atenderlas.
Eso es coordinar una emergencia.
Pongo al frente a un técnico, un profesional —por supuesto— porque no hay política que valga en las emergencias, ni se hace política con ellas.
En las emergencias se salvan o se pierden vidas.
La política se hace antes.
Legislando bien y con claridad marcos competenciales claros y dotando de medios y recursos de prevención e intervención a los cuerpos y servicios que tienen que enfrentar la emergencia También dándoles la autoridad precisa ante los ciudadanos.
En las emergencias hay personas y bienes en peligro y las decisiones primordiales son de tipo TÉCNICO y deben adoptarse para ayer, porque a la emergencia, por definición, siempre llegamos tarde. Es inevitable.
Los avisos a los móviles de los ciudadanos deben ser redactados en la lengua común de todos los españoles y si acaso en el idioma internacionalmente aceptado que es el inglés. Ello habida cuanta, la afluencia de visitantes y residentes extranjeros en nuestro país. Ni un segundo más que perder en estas cosas.
El comité de crisis que gestiona la emergencia, DEBE TENER CAPACIDAD EJECUTIVA PLENA.
El Jefe de Emergencia y su Comité de Crisis, deben ser una figura incómoda para el político de turno. No puede ser de otra manera.
QUINTO
Deben primar ineludiblemente el interés de los ciudadanos, la salvaguarda de las vidas y sus bienes a los intereses políticos.
El personal de Dirección de Emergencias, deben ser obligatoriamente técnicos con meritocracia y currículum exigible y por supuesto, estar profesionalmente protegidos de los atropellos políticos
El político NUNCA quiere ALARMAR, mucho menos EVACUAR o CONFINAR.
Si el día 29 de octubre se hubiera alarmado lo bastante a la población y se hubieran realizado evacuaciones preventivas de zonas ribereñas, estaríamos hoy en un escenario muy distinto.
Muchas gracias por leerme. Hasta aquí la exposición entre lo que fue y lo que debe ser. Entre los que están al mando en una emergencia y los que deberían estar.
Continuaremos lectores el próximo lunes.
"Soberano es aquel que decide sobre el estado de emergencia".Carl Schmitt (1888-1985) Filósofo y político alemán
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